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Por qué la cultura corporativa es fundamental en tu estrategia empresarial

La cultura corporativa es decir la personalidad de la organización debe reflejar los valores, actitudes y objetivos de sus miembros.

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Isabel García

HR Consultant

cultura corporativa

6 de septiembre, 2021

Decía P. F. Drucker que la cultura corporativa se come a la estrategia para desayunar. Una frase muy gráfica que nos sirve para resaltar la importancia de la cultura corporativa. De hecho, no hay nada tan poderoso como la cultura de una empresa. Un buen plan estratégico no llegará a buen puerto sin una cultura que ofrezca a los trabajadores las capacidades necesarias para ejecutarlo. Y si la estrategia empresarial choca con la cultura corporativa, esta se impondrá y el plan fracasará.

A pesar de todo, la cultura corporativa está perdiendo valor en muchas empresas. A pesar de que hablan de una visión, una misión o unos valores, a la hora de la verdad no hacen gala de los mismos. El concepto cultura se está sustituyendo por el de propósito, algo más aspiracional que otra cosa, pero a la hora de la verdad una empresa es lo que es, no lo que quiere ser, y tiene unos valores. Su cultura corporativa será la que determine, o no, el éxito de sus estrategias.

Qué es la cultura corporativa

No es fácil definir el concepto de cultura corporativa. Muchas veces se hace referencia a esos valores, actitudes o comportamientos necesarios para alcanzar los objetivos de la compañía. Pero hay que tener en cuenta la evolución constante del mundo empresarial, un movimiento al que la cultura de empresa no puede ser ajena. Los valores son importantes, pero también hay que hablar de la capacidad de evolución y adaptación a las nuevas realidades fruto del progreso.

Además de este tipo de cultura corporativa basada en valores, prioridades o estilo hay otro modelo de cultura corporativa orgánica, basado en las características de los miembros de la empresa o la forma en que interactúan entre ellos. Antes de profundizar en los personalismos de la cultura de empresa, es conveniente tener en cuenta las claves en la definición de la cultura corporativa y sus valores:

  • Asimilación: los trabajadores deben asimilar la cultura de empresa. Para ello, es necesario definirla y premier los comportamientos, procesos o prácticas acordes a estos principios.
  • Duradera: aunque evolucione, la cultura corporativa se vuelve más sólida a medida que pasa el tiempo. Es una consolidación que permite a la empresa crecer en base a unos valores.
  • Global: ningún miembro de la organización está al margen de la cultura de empresa. De nada sirve definir unos valores, una forma de actuar, si hay miembros que la pasan por alto.
  • Adaptada: a pesar de su carácter global, debe tener en cuenta los diferentes entornos sociales o geográficos de la empresa y aceptar las modificaciones necesarias para su desarrollo.
  • Compartida: le cultura corporativa es algo que atañe a toda la empresa. Los trabajadores no pueden hacer la guerra por su cuenta, estos valores y comportamientos deben ser comunicados y puestos en práctica por todos los miembros.

Personalismos en la cultura corporativa

Muchas veces, una cultura de empresa orgánica significa que la cultura corporativa depende del tipo de liderazgo de los responsables de la empresa. No hace falta decir que esto es un error. Una buena cultura empresarial estará ligada a la estrategia y objetivos, sin dejarse influir por el directivo de turno. En este sentido, es interesante contar con un comité de dirección que garantice el cumplimiento de las directrices de la cultura corporativa, supervisando también a la propia dirección.

Cultura corporativa y estrategia empresarial

El hecho de contar con una cultura corporativa sólida y definida debería repercutir positivamente en la estrategia empresarial y en los resultados de la empresa. Desde un punto de vista interno, la plantilla se siente identificada con la corporación. Esto hace que el nivel de compromiso con la empresa y la motivación sean superiores. Por una parte, la productividad será mayor; por otra parte, resultará más fácil retener el talento. Los trabajadores de desarrollarán profesionalmente, y la empresa aprovechará este crecimiento.

Pero la estrategia empresarial también se ve reforzada a nivel externo. La empresa es capaz de transmitir esta personalidad a sus trabajadores. Los clientes reconocerán su forma de trabajar, de alcanzar los objetivos, siendo este un rasgo diferencial de la competencia. Un reconocimiento que le ofrecerá popularidad a la empresa, y en consecuencia crecerá. Conviene recalcar que aunque la cultura corporativa de dos empresas pueda parecer idéntica, la diferencia está en su aplicación.

Aplicar la cultura corporativa al día a día

Toda esta teoría no sirve de nada si a la hora de la verdad la empresa es incapaz de aplicarla. El primer paso para que la cultura corporativa redunde en la estrategia empresarial es contar con unos líderes capaces de involucrar a la plantilla en su estrategia. Es fundamental que los trabajadores se sientan parte del proyecto. Los planes de carrera o evoluciones por desempeño pueden jugar un papel determinante. Para todo ello, es recomendable disponer de un software de recursos humanos completo que facilite las tareas del día a día.

A la hora de elegir trabajadores, es imprescindible seleccionar a los candidatos con un perfil que se adapte a la cultura corporativa. Esto es algo que se puede aplicar tanto en la contratación de nuevos trabajadores como a la hora de promocionarlos internamente. Recursos humanos deberá hilar muy fino, especialmente durante el periodo de prueba, a la vez que ofrece a los trabajadores en nómina la preparación necesaria para asumir nuevas responsabilidades acorde a la cultura de empresa.

Para que la estrategia empresarial sea un éxito, la dirección de la organización debe ser coherente con sus hechos y palabras. No se puede pedir nada que se oponga a los valores de la empresa, o establecer procedimientos contrarios a la cultura corporativa. Esta inconsistencia puede echar al traste todo el trabajo previo, los líderes son los primeros que deberían dar ejemplo. Si no es así, el compromiso de la plantilla será menor y la estrategia empresarial tendrá dificultades para desarrollarse y triunfar.


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