Comunicación interna
Qué son los acuerdos de confidencialidad y cómo se utilizan
Descubre qué es un acuerdo de confidencialidad dentro de una empresa, sus características más destacadas y por qué se tiene que cumplir.
Comunicación interna
Descubre qué es un acuerdo de confidencialidad dentro de una empresa, sus características más destacadas y por qué se tiene que cumplir.
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Isabel García
HR Consultant
25 de agosto, 2022
¿Qué es un acuerdo de confidencialidad? Es un contrato legal entre dos partes para proteger la información que comparten. Con el acuerdo de confidencialidad, las partes contratantes se comprometen a mantener la confidencialidad. Descubre más sobre el funcionamiento del acuerdo de confidencialidad aquí.
¿Qué tipo de contrato es un acuerdo de confidencialidad? Hablamos de un instrumento legal del que disponen las empresas para defender legalmente toda información sensible.
Su finalidad es que los trabajadores hagan un uso responsable de la misma en su día a día. Es decir, protegen estos datos mientras exista una relación laboral con la empresa y en caso de que estos empleados se vayan a otras empresas, especialmente si se consideran competidoras.
El objetivo principal de la cláusula de confidencialidad es garantizar que cualquier persona que maneje información sensible sea consciente de sus obligaciones, y que conozca las consecuencias de no cumplirlas.
Muchas organizaciones cuentan con una política que define lo que constituye información sensible y quién tiene acceso a ella.
También tienen políticas sobre cómo debe almacenarse, transmitirse y eliminarse esta información. Estas políticas suelen formar parte de una política general de protección de datos que se aplica a todo el personal de una organización.
La cláusula se aplica a cualquier miembro del personal que maneje información sensible, independientemente de su cargo o antigüedad.
Es importante tener en cuenta que esto puede incluir a cualquier persona, desde el personal de limpieza de la oficina hasta los altos directivos, que pueden tener acceso a datos confidenciales de clientes o a información financiera de su empresa.
La obligación de confidencialidad por parte del trabajador se entiende recogida en el artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores, concretamente en la letra a): «cumplir con las obligaciones específicas de su puesto de trabajo, de acuerdo con las reglas de la buena fe y la diligencia».
Esto significa que no es necesario incluir una cláusula de confidencialidad en cada contrato. Sin embargo, si se quiere incluir una, debe estar redactada con claridad para que no haya ambigüedad sobre lo que se entiende por «confidencialidad«.
Los acuerdos de confidencialidad son una parte importante de las operaciones comerciales. Ayudan a proteger la información sensible y garantizan que el intercambio de información entre las partes se realice en un entorno seguro.
Estos acuerdos deben contener disposiciones lo más explícitas que sea posible para evitar disputas. Hay que tener en cuenta que no deben formularse con demasiada amplitud, pues de lo contrario se pueden sobrepasar rápidamente los límites morales o de la buena fe.
Los acuerdos de confidencialidad se utilizan para proteger información sensible que una de las partes quiere mantener en secreto.
Las principales razones para firmar este tipo de acuerdos son:
– Para proteger información comercial como los conocimientos técnicos (cómo hacemos una cosa determinada, qué procesos utilizamos), los secretos (como una receta o el código de un software), las características o el diseño de un producto que se lanzará en el futuro y una marca o logotipo que pensamos registrar.
– Para preservar información industrial, científica, técnica o tecnológica como la que se encuentra en invenciones o modelos no patentados pero que queremos proteger (cuidado porque un acuerdo de confidencialidad no ofrece la misma protección que una patente).
– Confidencialidad de información personal sensible.
Es importante entender que hay una diferencia entre las consecuencias de infringir las cláusulas de confidencialidad como empleado y como exempleado.
Como empleado, puede ser objeto de sanciones disciplinarias y obligado a pagar los daños y perjuicios causados por su incumplimiento. En los casos más graves, la empresa puede incluso despedir al trabajador sin indemnización.
Después de dejar tu trabajo, la empresa puede seguir reclamando daños y perjuicios por el incumplimiento. La reciente Ley 1/2019, de 20 de febrero, de Secretos Empresariales establece una protección especial para la información que se califica como «secreto empresarial.»
Al redactar un acuerdo de confidencialidad con un empleado es vital tener en cuenta algunos elementos.
El primero son las partes. Es importante definir quién es la empresa, quién es el cliente y qué tipo de relación tienen. Si se trata de una relación entre contratista y cliente, conviene definir a qué parte pertenecen los derechos de propiedad intelectual y qué parte tiene acceso a la información confidencial.
Otro aspecto importante es el alcance de la confidencialidad. Debes asegurarte de que no hay problemas con tu acuerdo, como, por ejemplo:
– ¿Qué tipo de información entra o no en este acuerdo? ¿Se trata sólo de información generada por los empleados o incluye también datos de los clientes?
– ¿Este acuerdo está limitado en el tiempo o dura para siempre? Si es así, ¿cuántos años quieres que dure?
– ¿Quién tiene acceso a la información confidencial? ¿Hay empleados o contratistas que no estén cubiertos por este acuerdo? Si es así, ¿cómo se puede excluir a esas personas del acceso a la información confidencial?
También es importante que pienses en la duración del acuerdo. ¿Quieres un periodo de tiempo indefinido en el que no haya límite de tiempo para el vencimiento de este acuerdo o quieres algo
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¿Qué validez tiene un contrato de confidencialidad? La duración de un acuerdo de confidencialidad puede variar en función de las necesidades de las partes, pero suelen durar entre 2 y 4 años una vez finalizada la relación laboral.
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